Emociones decembrinas y embarazo

El embarazo es una de las épocas más felices y más difíciles al mismo tiempo.

La emoción y las expectativas que tenemos por dar vida a un nuevo ser, conlleva  la presión y los nervios, ya que  tener un hijo hace que nos preguntemos cosas que van desde algo tan complejo como ¿seré buena madre? o ¿mi hijo nacerá con buena salud? hasta sentimientos de inseguridad que, al ojo del observador, podrían parecer superficiales pero que son importantes y angustiantes para quien las vive. Con esto me refiero a preguntas naturales como ¿mi cuerpo podrá ser el mismo tras el embarazo? o ¿mi pareja me va a seguir viendo guapa después de que sea mamá?

 

Estas preguntas y los miedos que implican son inevitables, especialmente para padres primerizos porque el embarazo es una experiencia muy demandante tanto a nivel físico como emocional. El cambio en el cuerpo conlleva limitaciones físicas (desde cambio de guardarropa hasta cambio de posición para dormir e, incluso, cambios en la vida sexual) y alteraciones hormonales que contribuyen a maximizar los sentimientos que surgen con todas estas modificaciones; sentimientos que van de la alegría e ilusión más grandes, hasta la angustia mas real y profunda.

 

La época decembrina es similar al embarazo, en el sentido de que puede ser una época de emociones encontradas. Por una parte está la felicidad de compartir con la familia, las cenas, los regalos, etc. Pero, por otra parte, es una época en la que cualquier problema familiar, laboral, económico o de cualquier otro tipo, se maximiza.

 

Durante un embarazo es probable que vivamos de manera muy particular esta delicada etapa. Hay factores que determinan cómo viviremos las fiestas decembrinas porque, durante estas fechas sentimos la felicidad de convivir con toda la familia y compartir la emoción de recibir a un nuevo miembro en familia; se hacen planes y se viven momentos que son decisivos en la vida de  una mujer y su familia.

 

Pero hay otras situaciones que pueden darle un sabor amargo a las fiestas, por ejemplo: ¿qué pasa cuando en la familia hay algún distanciamiento o si éste es un embarazo que no fue bien aceptado por todos los miembros? En ese caso, las fiestas serán más que motivo de alegría, motivo de estrés y angustia, ya que  cuando se junta la familia no sólo se habla de las alegrías, sino que también se habla de las tristezas; los seres queridos que ya no están con nosotros se sienten mas ausentes que nunca y las riñas y peleas se hacen más evidentes. Esto le da un tono obscuro a la alegría que sentimos.

 

Por otra parte, está el factor económico. Los gastos del embarazo como ginecólogos, ultrasonidos, ropa para el bebé, cuna, carreola, pañales, etc., sin duda añaden tensión a la pareja. A esto hay que añadir que en diciembre los precios se elevan y es justamente cuando más compras se hacen como regalos para la familia, para los jefes o para los amigos. Es decir, si normalmente gastamos más en diciembre, al sumarlos gastos del embarazo, nuestra situación económica se puede tornar muy complicada, lo que en lugar de hacernos disfrutar las reuniones y las cenas, nos causa angustia el pensar en todo lo que tenemos que gastar.

 

Igualmente, el embarazo es un momento en el que se reflexiona sobre el pasado, los logros y fracasos hasta el momento, lo que da pie a  miedos y expectativas hacia el futuro; se trata de un  estado, entre nostálgico y emocionante, que nos invade al final de cada año. Nos hacemos preguntas como ¿cumplimos nuestros propósitos de año nuevo?, ¿estamos donde nos imaginábamos que estaríamos?, ¿cómo se ve el panorama para el próximo año?

 

Por estas razones diciembre puede ser una época compleja pero, sin duda, esto no significa que diciembre tenga que ser una etapa en la que predomine la preocupación y la tristeza. A continuación una serie de tips que pueden ayudarte a vivir las fiestas decembrinas de manera más tranquila y las puedas  disfrutar más:

 

  1. Recuerda que cuando este tipo de sentimientos nos abruman,  es importante  tomar un respiro, dar un paso atrás y tratar de identificar la fuente de nuestra angustia y dar respuesta a preguntas como ¿qué es exactamente lo que me está preocupando? Una vez identificada la causa podemos comenzar a buscar opciones para solucionar nuestro problema.
  2. Busca fuentes de apoyo, ya sea tu pareja, familia o amigos; rodéate de gente que entiende tu situación y que no te juzga. Elimina la presión de gastar en cenas y eventos a los que vas más por compromiso, y, en su lugar, asiste sólo a aquellas reuniones en las que nadie te presionará por llevar regalos costosos, reserva ese gasto para algún compromiso que sea verdaderamente necesario como, por ejemplo, alguna cena o regalo para tu jefe en la oficina.
  • Déjate apoyar. Algunas mujeres, ante el estrés, reaccionamos aislándonos y queriendo hacerlo todo solas, actitud que solamente añade mas estrés a nuestras vidas. Si cuentas con un apoyo sólido como  tu pareja o tu madre ¡déjate ayudar!
  • Enfócate en el futuro. Está bien que reflexionemos sobre cómo llegamos a nuestra situación actual, pero es importante aprender de nuestros errores y seguir adelante. Si algo ya no tiene solución déjalo ir, recuerda que el embarazo marca el comienzo de una nueva etapa y la formación de una nueva familia, así que comienza a trazar tus planes, teniéndolo  en mente.
  • Firma:

    Psic. María Salamanca

    Clínica de Asistencia a Pacientes de la Sociedad Psicoanalítica de México (SPM)

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