Si te cuidas, tus hijos nacerán más sanos

De tal palo, tal astilla.

Se dice que los hijos de padres con vicios tienden a ser lujuriosos, y los de madres obesas son más propensos a engordar precozmente, eso es lo que aseguran estudios recientes.

Y hay más -buenas razones- para cuidar nuestra salud, ya que lo que hacemos con nuestro físico y mente también repercute en nuestros hijos, incluso a lo largo de toda su vida.

Obesidad, diabetes, osteoporosis, depresión, sexo precoz son algunos de los trastornos que puedes ahorrar a tus descendientes si cuidas tu alimentación, estilo de vida y equilibrio psicológico, en la etapa previa a que vengan a este mundo.

Los últimos estudios demuestran que la frase -de tal palo, tal astilla- tiene una contundente base científica, y aportan una serie de buenas razones para que las madres y padres cuiden su salud, no sólo para vivir más tiempo y tener la posibilidad de ver crecer a sus hijos, sino para que sus retoños nazcan y crezcan sanos.

¿Sabías que los sabores que el bebé detecta en el vientre provenientes del líquido amniótico, y los que percibe más adelante en la leche materna, predisponen sus futuros gustos en materia de comida?

Esta no es la única relación entre lo que ingiere la futura madre y lo que le espera a su futuro bebé.

Según investigadores de la Universidad de Ohio, en Estados Unidos, sobre los datos de más de 3 mil niños, aquellos cuyas madres han tenido sobrepeso u obesidad antes de quedarse embarazadas tienen más probabilidad de tener un exceso de kilos a una edad temprana, de dos o tres años.

Según ese trabajo, las características de la mujer antes de la gestación influyen sobre su hijo incluso a largo plazo, por lo cual es importante actuar lo antes posible para prevenir que los pequeños engorden.

Otros estudios recientes sugieren que la alteración en el metabolismo de la glucosa y la insulina en la madre puede afectar producción de insulina del pequeño, aumentando la tendencia a que padezca sobrepeso y desarrolle diabetes tipo 2 más adelante.

En la salud del niño, no sólo influye la alimentación de la madre, sino también el estado psicológico y emocional materno. Una investigación americana demostró que el tratamiento eficaz de una madre depresiva puede evitar la necesidad de recetar medicamentos contra la depresión en los niños, y puede ayudar a prevenir trastornos depresivos, problemas de conducta y cuadros de ansiedad en el niño.

El estudio de la Universidad de Columbia y el Instituto Psiquiátrico de Nueva York, abarcó un grupo pequeño, pero para los expertos demuestra la importancia que tiene para el niño el bienestar de los padres, y que los padres deprimidos deben recibir un tratamiento vigoroso, porque el mal no sólo los afecta a ellos.

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