
¿Cómo les afecta?
La adquisición del lenguaje es crucial para el desarrollo cognoscitivo del niño, el cual comienza desde el nacimiento con las primeras expresiones o sonidos que emiten los bebés, cargados de una gran cantidad de emociones, como por ejemplo: el llanto.
Posteriormente, el bebé empieza a balbucear, a reír, a decir sus primeras palabras y a entender el vocabulario hablado y la comunicación no verbal (gestos y movimientos corporales).
Todo este proceso lleva tiempo y requiere de la estimulación de los padres y del entorno/ambiente, así como observamos también la influencia de las características heredadas en cada niño, su salud física y emocional.
De esta forma, hay que tener presente que los gestos característicos para la comunicación de los seres humanos varían no sólo de un individuo a otro, sino también de una cultura a otra y que factores como la ceguera, la sordera, problemas de maduración auditiva, etc., pueden provocar algún trastorno de lenguaje.
Este tipo de trastornos se pueden observar con mayor claridad y precisión cuando al cabo de los 3 años y medio el niño no ha logrado hablar y parece no entender lo que se le está diciendo, lo cual puede generar a largo plazo un retraso en el desarrollo cognoscitivo, social y emocional.
En este sentido, cabe señalar que existe una diferencia entre trastornos del habla y trastornos del lenguaje. Los primeros incluyen trastornos de articulación, alteraciones de la voz y de la fluidez; mientras que los segundos se refieren a dificultades para recibir información y expresar el lenguaje.
Trastornos del habla
Trastornos de articulación: Cuando el niño tiene dificultad para pronunciar de manera adecuada algunos sonidos. Estos problemas todavía se pueden observar en niños de 6-7 años, pero a los 8 años ya representa un problema que debe ser atendido.
Alteraciones de la voz: Cuando se produce un discurso ronco, áspero, demasiado fuerte, demasiado grave o demasiado agudo. Los niños con paladar hendido o con problemas de audición pueden presentar este tipo de dificultad en el habla.
Alteraciones de la fluidez o tartamudeo: Cuando el pequeño no puede hablar de corrido y prolonga o repite las palabras. Este tipo de padecimiento puede tener una connotación emocional negativa relacionada con altos niveles de ansiedad.
Trastornos del lenguaje: Involucran un deterioro importante en la recepción y comprensión del lenguaje, y en la capacidad para expresar los pensamientos propios y comunicarse con los demás.
Éstos se pueden observar cuando un niño tiene dificultades en las siguientes áreas:
- Formular preguntas de manera apropiada para obtener la información deseada.
- Comprender y seguir instrucciones orales.
- Seguir una conversación, especialmente cuando es rápida y compleja.
- Problemas en momentos de interacción social.
- Dan respuestas tardías a las preguntas.
- Problemas para encontrar las palabras correctas.
- Omisión de partes fundamentales de la oración e información que desea transmitir.
De este modo, cuando se detecta alguna de estas características en los niños mayores de 7 años, es necesario que acudan con un terapeuta de lenguaje para que realice un buen diagnóstico, determine cuál es el origen del problema de lenguaje del niño, ya sea físico u emocional, y lo apoye con el tratamiento más adecuado para que siga desarrollándose en cada una de sus áreas.
Psic. Luz María Huerta
Miembro de la SOCIEDAD PSICOANALÍTICA DE MÉXICO (SPM)
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