Las vacaciones de verano son una época muy esperada especialmente por los niños, pues la rutina y los horarios escolares se detienen, y hay muchas actividades que se pueden realizar aunque no haya mucho dinero en casa. Es importante que los niños puedan sentir que el verano realmente es un descanso, un respiro para volver a tomar fuerza antes de iniciar un nuevo año escolar, por lo que no es conveniente saturarlos de actividades o por el contrario dejarlos frente al televisor la temporada completa; ninguna de las dos ayudará en su desarrollo.
Es una idea equivocada el pensar que únicamente en la escuela están adquiriendo habilidades o conocimientos, recordemos que una educación integral va más allá de conocimientos teóricos o técnicos; las habilidades sociales, es decir, aprender a relacionarse y convivir con familiares y amigos, las actividades culturales y deportivas son relevantes a cualquier edad y se aprenden y consolidan en el seno familiar.
De esta manera, su educación no toma descanso durante el verano, y si no dedicamos tiempo a planear dicha temporada y permitimos que lo pasen aburridos en casa, no podemos esperar que se vuelvan adultos proactivos, cívicos, con empuje, con deseo por conocer más allá de lo rutinario y con habilidad para administrar su tiempo. Es importante involucrar a los niños en la selección de actividades: darles opciones acordes a nuestro presupuesto y que ellos sean quienes decidan, sin imposiciones paternas, pues la idea es que desarrollen habilidades que sean atractivas para ellos; en caso contrario, lo vivirán como un “deber”/escuela. Algunas ideas pueden ser: cursos de verano con actividades diversas, un curso deportivo, visitar familiares o salir el fin de semana a museos o parques.
En todos los casos será labor de los padres investigar las alternativas de cursos o de recorridos nuevos para los niños, lugares que no conozcan y convivir en familia. Incluso, estando en casa será importante organizar actividades diferentes, como manualidades, juegos de mesa, reorganización de muebles en su habitación, o proyectos específicos a sus intereses. En estos casos, la clave formativa será el tiempo de calidad que puedan pasar en familia, promover la comunicación y reforzar el lazo amoroso. Regularmente, los niños muestran mayor interés y aceptación a las actividades cuando las pueden realizar acompañados de sus padres, si todo el tiempo lo hacen solos pueden vivirlo como falto de sentido y mostrar rebeldía o rechazo. Otra actividad posible, es el ayudarlos a seleccionar libros, fomentando así la parte cultural y de conocimientos generales.
Finalmente, también es recomendable que tengan ciertas responsabilidades (“deberes”) a su cargo, como asear su habitación diariamente o ayudar con labores del hogar, sin que sean su entera responsabilidad, pues la intención es que adquieran hábitos, mas no delegarles funciones que corresponden a los adultos.
Psic. Miriam Hernández
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