¡Aaaaachú!

Las alergias respiratorias pueden causarle muchas molestias a tu hijo.

¿Qué son?

Se trata de una inflamación de la mucosa nasal que es provocada por la exposición a determinados alérgenos.

¿Qué las causa?

Los factores que las causan son más comunes de lo que crees pues tenemos que convivir con ellos cada día. Dentro del hogar son: ácaros del polvo, moho, celulas muertas de animales de compañía y cucarachas; al aire libre son: hongos y pólenes.

¿Cómo surge?

Se nace con la predisposición genética a desarrollar una alergia respiratoria y se dispara cuando se entra en contacto con el alérgeno. También los bebés que son alérgicos a la leche, el huevo o algún otro alimento, incluso aquellos con dermatitis atópica, tienden a presentar una alergia respiratoria.

¿Cuáles son sus síntomas?

Se identifican porque el niño estornuda más de cuatro veces seguidas, la nariz le empieza a gotear y le lloran los ojos, pero no hay fiebre ni malestar general.

¿Cómo evitarlas?

• Si hace mucho aire mejor cierra las ventanas para evitar que entren el polen y los hongos.
• Limpia regularmente el filtro del aire acondicionado del auto.
• No tengas en casa cosas que puedan guardar polvo, como cortinas, alfombras o peluches.
• Revisa que no haya moho en las areas húmedas de la casa.
• Baña a las mascotas una vez por semana.

¿Tienen cura?

Si el o los causantes de la alergia se detectan antes de los siete años de edad es posible erradicar o a controlar la alergia. Por otro lado, si la casa se adapta a las condiciones necesarias es posible que el padecimiento deje de presentarse; esto significa tener una estricta rutina de limpieza que elimine la presencia del polvo, cambiar las cortinas, alfombras y tapetes por otros elementos decorativos, dejar las plantas fuera de la casa, cambiar con frecuencia las sábanas y tener pocos muebles en la habitación del niño.

En cuanto te des cuenta que los estornudos y el escurrimiento nasal no corresponden a una gripe debes acudir al pediatra.
Hay tres puntos importantes con los que se pueden prevenir: optar por la lactancia materna, ya que aumenta la resistencia a las infecciones; evitar la presencia de alérgenos como polvo, polen y humo de cigarro; así como cumplir con el cuadro de vacunas recomendado por el pediatra.

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