
El embarazo y la lactancia son estados fisiológicos en los que se producen importantes cambios biológicos y metabólicos, que implican un gran desgaste físico para la mujer y que pueden incluso influir de forma significativa en su salud en el futuro.
Durante la gestación las necesidades de energía y nutrimentos se ven aumentadas, esto con la finalidad de cubrir el requerimiento extra que implica la formación de un nuevo ser, este incremento puede obtenerse a través del consumo de alimentos pero también de las reservas de la mamá, en caso de que su ingesta sea deficiente, por tanto la alimentación previa al embarazo ayuda a mantener un buen estado nutricional en las mujeres gestantes y evitar riesgos de salud en los bebés.
Uno de los nutrimentos críticos en esta etapa es el ácido fólico, ya que una deficiencia previa al embarazo y durante las primeras semanas de gestación, se relaciona con enfermedades cardíacas y defectos del tubo neural.
La suplementación con esta vitamina durante el primer trimestre es indispensable, sin embargo, muchas mujeres se enteran que estan embarazadas después de las 12 semanas, por tanto es fundamental la alimentación de la mamá previa a la concepción: una ingesta adecuada de vegetales, sobre todo los de color verde, reducen el riesgo de tener una deficiencia de folatos (ácido fólico) y puede servir como un factor de protección para el bebé.
Si bien las necesidades nutricionales durante la gestación se ven aumentadas, esto no implica que la mamá tenga que consumir el doble de los alimentos que ingiere de manera habitual con la idea de que en esta etapa tiene que alimentarse por dos. En realidad, en los primeros 3 meses el requerimiento energético se mantiene estable y no es necesario aumentar la ingesta de alimentos. A partir del segundo trimestre se comienza a requerir un extra de aproximadamente 300 kcal por día, que deben ser cubiertas con alimentos de buena calidad como las frutas, verduras y cereales integrales, ya que las calorías extra se utilizan para el crecimiento de estructuras corporales y para comenzar con el almacén de energía necesario para la producción de leche durante la lactancia materna.
Si la ingesta calórica es muy elevada y se da a través del consumo de alimentos altos en grasas o azúcares, se puede dar un aumento de peso excesivo en las madres lo que puede ocasionar problemas de salud, aumentando el riesgo de desarrollar obesidad, aumento en la presión arterial, diabetes gestacional, que de no ser tratada de forma adecuada puede persistir en la madre aún después del parto.
Otro nutrimento clave durante la gestación y cuyas necesidades aumentan en el tercer trimestre son las proteínas, indispensables para la síntesis de nuevos tejidos materno fetales, por lo tanto es necesario que las madres tengan un consumo adecuado de alimentos de origen animal, lácteos, leguminosas y cereales que garanticen tener una ingesta adecuada y eviten hacer uso de sus reservas corporales.
El hierro también se considera un nutrimento clave durante esta etapa debido a que las deficiencias se han relacionado con niños de bajo peso al nacer, problemas de depresión en las madres y una función cognitiva disminuida durante la infancia. Las principales fuentes de hierro son los alimentos de origen animal como la carne, leche y huevo, sin embargo, tambien puede obtenerse de fuentes vegetales como verduras de color verde y leguminosas.
El zinc interviene en la defensa antioxidante y función neurológica e inmune de los bebés y su deficiencia está relacionada con mayor riesgo de preeclampsia y diabetes gestacional. Las principales fuentes del zinc son la carne roja, huevo, pollo y alimentos del mar.
Es importante vigilar que no exista un consumo deficiente de alimentos antes y durante la gestación, para garantizar un adecuado estado nutricional en las madres, además de que las deficiencias nutricionales en la madre pueden alterar la expresión de algunos genes en su bebé ocasionando una programación alterada en el desarrollo de órganos y función de tejidos.
La dieta materna debe cubrir las necesidades nutricionales para ella y el bebé antes y después del parto, satisfacer las exigencias nutritivas del neonato y garantizar su salud.
Es importante identificar y vigilar a las mujeres con alto riesgo de padecer alteraciones nutricionales y proporcionar asesoramiento nutricional antes de la concepción y durante el embarazo y lactancia.